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Diario YA


 

...y él solito se largó

Ángel del Río. 9 de abrilEl ministro Pérez Rubalcaba no detuvo al jefe de la banda albano kosovar que había robado en la casa de José Luis Moreno y había agredido brutalmente al empresario madrileño, pero el ministro compareció en rueda de prensa acompañado de la víctima para dar la buena nueva de la detención de estos peligrosos delincuentes, para darse un baño de multitudes y colocarse una medalla que correspondía a los policías.

Al ministro Pérez Rubalcaba no se le ha escapado de las manos el cabecilla de esta peligrosa banda, Astrit Bushi, pero tampoco ha montado una pomposa rueda de prensa para dar conocimiento de este hecho que nos tiene a todos indignados; ni ha llamado para sentar a su lado a José Luis Moreno y decirle, delante de los medios de comunicación: “El peligroso delincuente que le robó y casi le mata, se nos ha escapado de la forma más estúpida e inconcebible con la que se puede escapar un preso de estas características”. Rubalcaba no ha comparecido para quitarse aquella medalla que se puso y que la tiene tan clavada que no se la puede arrancar sino es llevándose prendido un jirón de carne.

El delincuente se ha ido y nadie sabe cómo ha sido. No deja de resultar extraño que un individuo de alto riesgo, de extrema peligrosidad, pueda  recuperar la libertad de la forma en la que la ha recuperado. Estas cosas son las que crean alarma social, mucha alarma, y requieren que se determinen responsabilidades y se consuman dimisiones. Ahora uno de los delincuentes más peligrosos y agresivos está suelto, y ojalá que no volvamos a tener noticias de él porque vuelva a protagonizar otra acción tan violenta como la que sufrió José Luis Moreno. Ojalá que vuelva a estar a buen recaudo, pero esta vez que le tengan atado y bien atado y que el ministro, como máximo responsable, se ate los machos, y con la misma facilidad con la que se pone medallas en pública y triunfalista rueda de prensa cuando detuvieron al albano-kosovar, se las quite ahora que el pájaro pinto ha volado de una jaula que alguien se dejó abierta. Entre todos lo soltaron y él solito se largó. 

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