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Diario YA


 

HIC SUNT LEONES

Buscando apoyos

Ricardo Ruiz de la Serna. 22 de marzo.

El Presidente del Gobierno vaga por los pasillos del poder en busca de apoyos. Desde el Congreso de los Diputados a la banca pasando por los sindicatos y las asociaciones de empresarios y autónomos, José Luís Rodríguez Zapatero contempla cómo se van abriendo costuras en el entramado propagandístico diseñado a lo largo de cinco años. El Presidente tiene canas y parece desmejorado. La sonrisa se ha convertido en un rictus de tristeza.

En la Carrera de San Jerónimo pintan bastos para los socialistas. Si la semana pasada el Sr. Erkoreka (PNV) abofeteó dialécticamente al Gobierno, el Sr. Ridao (ERC) hizo lo propio este miércoles. El catalán es un diputado interesante. De entrada, no tiene nada que ver con lo que fue el estilo de su formación política la pasada legislatura. Este profesor de ciencia política no grita ni se manifiesta en la puerta de ningún medio de comunicación ni invade piscinas ajenas. Habla con un tono suave pero firme, tiene una magnífica prosodia en catalán y castellano y lo mismo usa la fina ironía mediterránea que el trabuco de  Sierra Morena. Esta semana tocó arma de fuego contra el Presidente. Como en las viejas películas de piratas, está usted en el extremo del tablón, donde le acechan con un pincho y está a punto de caer a un mar infectado de tiburones. ¡Pum! Trabucazo al canto. El cronista –fanático del cine de piratas y galeones- está encantado con el símil pero –con todos los respetos- Douglas Fairbanks y Errol Flynn no se merecían semejante comparación.

Por si el vallisoletano no tenía bastante (recuerden que el Presidente no es de León), el Sr. Ridao le soltó otro disparo a bocajarro y con metralla: En la pasada legislatura empezó acompañado y acabó sólo, rompió muchos jarrones con la sepultura de la España plural y añadió  quién más quién menos lleva un cartelito que indica: 'aquí no se fía, señor Zapatero.

El diputado de ERC dice que el catalanismo político es el salvavidas del Presidente de Gobierno. Una vez más, el Sr. Rodríguez Zapatero está hipotecado sin poder afrontar sus compromisos. Depende de los nacionalistas para gobernar, y eso se traduce en concesiones inadmisibles. En una huida hacia delante, el Presidente se está quedando solo porque depende de una tropa mercenaria a  la que no puede pagar las soldadas.

El Sr. Rajoy estuvo durísimo, pero eso ya no es noticia. Se acercan las elecciones europeas y hay que endurecer los ataques aprovechando el impulso de las gallegas. El líder popular libra una guerra en varios frentes que van desde la Comunidad de Madrid, cuya Comisión del espionaje pasó como un suspiro, hasta la Audiencia Nacional pasando por el País Vasco. El de Pontevedra sacó la retranca y empezó el tiroteo: Tiene usted un problema, que nadie le cree. Y tiene otro, que sus medidas no funcionan.

Sin embargo, el remate vino cuando el Sr. Rajoy le puso una fecha de caducidad al Gobierno, que coincide con los meses posteriores a las elecciones europeas y los cambios en el Gobierno que se esperan para entonces: Nos pone usted en una situación imposible. Así, no lo olvide, no aguanta usted ni la economía española más de medio año. El pérfido cronista piensa que seis meses en política es una eternidad. Quién sabe qué sucederá para entonces. El Gobierno domina la propaganda; tiene al Sr. Rubalcaba; y el poder deja siempre cierto margen de actuación aunque no sea económica

El Presidente del Gobierno parecía cansado y apenas se empeñó en responder. Hizo algunas afirmaciones de esas que casi no significan nada: estamos afrontando en este periodo lo más difícil de la crisis;  y afirmó que las medidas adoptadas por el Gobierno están teniendo sus efectos a partir de este momento.

Como el ciego que narraba historias de cordel, el Sr. Rodríguez Zapatero cuenta el relato redentor de cómo salvará al economía española, pero nadie le cree. Abandonado por sus socios nacionalistas y atacado por un Partido Popular  que ha sobrevivido al aislamiento y a todo lo demás, el Presidente pasa el platillo de las monedas y busca apoyos para algo que no sea la retirada. Pero nadie lleva suelto. 

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