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Diario YA


 

Sánchez, que pasará al olvido colectivo en menos de un mes, representa a la perfección lo que es la clase política española

¿HACIA UN NUEVO PSOE?

Rafael Nieto, director de Sencillamente Radio, Radio Inter. Comprenderán ustedes que un pigmeo de la política como el pobre Pedro Sánchez "El Guapo" no merece que le dediquemos un artículo de opinión. Sánchez, que pasará al olvido colectivo en menos de un mes, representa a la perfección lo que es la clase política española: bisoñez, falta de madurez personal, carencia de sentimientos patrióticos y ansia por el poder. Nunca estuvo capacitado para el cargo que ocupó, y por tanto era normal que, tarde o temprano, terminase saliendo de la secretaria general, como ocurrió este sábado.

Lo que me importa de este circo con sede en Ferraz en sesión continua, de mañana y noche, durante dos días, no son los nombres, que es lo que apasiona y deslumbra al personal, sino lo que hay de fondo. Las ideas, los principios (si los hubiere) y los valores (si los hubiere) de este partido que, ya hemos dicho, apenas ha traído a España otra cosa que desgracias desde su misma fundación, allá por 1879. Lo importante no es si al PSOE lo lidera este modelo de Armani con maneras de Largo Caballero, o Susana Díaz, mano derecha e izquierda de Felipe González Márquez. Lo que importa es qué va a hacer este partido a partir de ahora en nuestro país. Sánchez ha salido de la secretaria general por la sencilla razón de que no conocía a su partido. Plantear un hipotético gobierno con los orcos de Podemos y con los separatistas, aunque sea para evitar otro gobierno de la derecha, es no conocer a la mayoría del electorado socialista.

La gente que vota PSOE puede odiar a la derecha, es verdad, pero no le hace ninguna gracia ese pelaje comunistoide, bolivariano y cubano, profundamente demagogo y antidemócrata de Pablo Iglesias y compañía. Y tampoco ve con buenos ojos a los que quieren romper España desde Cataluña o Vascongadas. Este tipo de cosas las tiene que conocer el líder de un partido. Pero ha sido tal el odio acumulado por este personaje contra Mariano Rajoy, incluso a nivel personal, ha ido engordando de tal manera un argumentario que, en su gran mayoría, estaba compuesto por mentiras o medias verdades, que su propia deriva enloquecida ha sido la que, a la postre, le ha conducido al desastre de querer un gobierno alternativo sencillamente imposible. Felipe González le dio hace dos días la puntilla cuando, en una entrevista, confesó que Pedro Sánchez le había mentido, ya que le aseguró que se abstendría en la segunda votación de la investidura de Mariano Rajoy.

Repito, a nosotros nos interesa bastante poco esta comidilla de porteras. Los dimes y diretes, las conspiranoias internas de los partidos y los rumores (se dice incluso que estuvieron a punto de llegar a las manos anoche en Ferraz), tienen para este comunicador "interés cero". Queremos saber cómo será el PSOE del futuro. Queremos saber si España puede contar con un partido moderno de izquierdas, que mire por los intereses de los trabajadores y, a la vez, se preocupe por defender la unidad nacional, como hacen en Europa los partidos socialdemócratas análogos al PSOE.

Queremos saber si es cierto, o simplemente un eslogan más del Sistema, eso de que España necesita un PSOE fuerte para el futuro. La rojambre celtíbera organizó el golpe de Estado de 1934 en Asturias, antecedente directo del estallido de la Guerra Civil. Antes de esa fecha, y también después, protagonizó algunos de los episodios más negros, luctuosos y lamentables de la historia de España, con sujetos tan abyectos como Francisco Largo Caballero, paradigma de cómo un verdadero indeseable genocida puede llegar al poder en un país como España.

La trayectoria política de los más destacados dirigentes de este partido, incluso en democracia, no puede calificarse precisamente como ejemplar. Veremos lo que viene a partir de ahora, porque de entre los barones tampoco puede decirse que haya mucho lustre, ni cabezas que sean capaces de convertir los restos del PSOE en un partido que pueda presumir algún día de haber tenido cien años de honradez.

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